La ruta de la merluza austral de Aysén

Cuando hace ya tres años nos aproximamos a las comunidades de Puerto Gala y Puerto Gaviota en Aysén, comenzamos a vislumbrar el desafío logístico que podía implicar construir rutas complementarias para las cadenas de suministro de la merluza austral. Sencillamente, ir hasta allí era un viaje complejo para nuestros equipos. ¿Cómo pensar en diseños que hicieran lo inverso, que el pescado saliera desde allí hacia las mesas de la ciudadanía, manteniendo legalidad, calidad y trazabilidad?

Esto nos importaba ya que la merluza austral es un recurso vital para la pesca artesanal en la región de Aysén, Chile. Sin embargo, la mayoría de sus capturas no llegan a las mesas de Chile, y paradójicamente, menos aún a las Ayseninas. Para que esto sucediera es que nos pusimos a trabajar junto a las comunidades locales y múltiples organismos de gobierno y actores privados.  El trayecto de la merluza desde el mar hasta la mesa de los consumidores es un proceso complejo que involucra múltiples actores, distintas rutas logísticas y un sistema de distribución que refleja la realidad geográfica y comercial de esta zona del país. Este trabajo dio sus frutos y, hace ya casi dos años, que en las góndolas de la región de Aysén y en plataformas online de la región metropolitana se pueden hallar filetes de merluza austral de procedencia del litoral Norte de la misma región. Más de 2.200 kilos ya han sido comercializados.

Aunque la mayoría de estos novedosos productos se queda en Aysén, una parte de ella también viaja hasta la Región Metropolitana, atravesando un desafiante recorrido. En esta oportunidad queremos contarles un poco de ello.

Para empezar, desde que partimos, hemos probado varias rutas hasta consolidar las que actualmente se están usando. Junto a las pescadoras y pescadores locales pensamos en tres rutas principales para estos prototipos: 1. Puerto Gaviota – Coyhaique, 2 Puerto Gala – Coyhaique y 3. Puerto Gala – Región Metropolitana.

El proceso comienza en las caletas de Puerto Gala y Puerto Gaviota, donde las y los pescadores desembarcan su captura. En todos los casos hay equipos locales listos para recepcionar la materia prima y mantenerla en el mejor de los estados, con bajas temperaturas para el pescado a la recepción, en cajas de plumavit con hielo. No sería posible sin los liderazgos como el de, por ejemplo, la coordinadora local de Gala: Carolina Paté. Desde aquí en adelante, la merluza es transportada por medio de lanchas transportadoras hasta Dalcahue – Chiloé, o en la barcaza de Naviera Austral, el ferry que ocupa cualquier persona que quiere ingresar o egresar a Puerto Gala. En el primero de los casos, la materia prima es recepcionada en Dalcahue, en la Pesquera Los Elefantes, donde es clasificada, fileteada y envasada al vacío. El segundo caso es mucho más complejo y muy interesante. Las cajas de plumavit deben ser puestas con mucho esfuerzo, por botes locales y varias personas a bordo de la barcaza Queulat, generalmente los domingos a la madrugada. En Puerto Gala no hay camiones ni calles. Luego el producto debe hacer un recorrido que excede la decena de horas hasta Puerto Chacabuco, pero antes algo interesante sucede. Las cajas de plumavit se juntan con otro cargamento similar, pero esta vez producto del esfuerzo de pescadores y pescadoras de Puerto Gaviota. Es decir en un esfuerzo logístico, se coordina que las faenas de Gala y Gaviota sucedan prácticamente al mismo tiempo, pese a estar a horas de distancia entre sí para que en un mismo viaje de barcaza, el cual une ambas localidades, se consoliden ambos cargamentos en un camión en Puerto Gaviota (a diferencia de Gala, aquí hay una rampa para que desciendan camiones a esperar el pescado de los botes). Luego las cajas de ambas localidades, ya dentro del camión sigue navegando unas 6 horas más, hasta Puerto Chacabuco: el principal puerto de la región. 

Mientras tanto, el otro cargamento que salió desde Gala hacia Dalcahue, que ya se encuentra procesado, comienza su viaje terrestre primero hasta Puerto Montt, donde se trasborda y viaja en un camión consolidado hasta Renca en la región Metropolitana, desde donde se distribuye a Santiago y a la costa, exactamente a las bodegas de la Fundación Mi Caleta: gran responsable en dar a conocer estos productos a casi dos mil kilómetros al norte de donde se extraen. Estos cargamentos representan el 20% del total de lo pescado. 

El 80% se queda en Aysén, y habíamos relatado su increíble travesía hasta Puerto Chacabuco, pero ¿cómo llega a la mesa de las y los Ayseninos? El camión con la carga consolidada desde Puerto Gaviota navegó hasta Puerto Chacabuco, donde desciende y hace otros 80 kilómetros hasta la pequeña planta de proceso que posee la firma Patagonia Bajo el Mar: socio estratégico para el proceso, acopio y comercialización en las cuatro provincias de Aysén. Desde allí se hará una comercialización muy minuciosa y trabajosa, donde se busca dar a conocer este exquisito producto localmente y colocarlo en puntos de venta de la región.

Tanto en esta planta de Coyhaique como en la planta de Dalcahue, se coloca un etiquetado a los productos, con un logo diseñado localmente y con códigos QRs que permiten conocer a las personas detrás de la pesca, sus botes y a las comunidades de Puerto Gala y Puerto Gaviota, accediendo mediante las bolsas con los productos.

Simplemente, el viaje de la merluza austral desde el litoral norte de Aysén hasta la mesa de los consumidores es una hazaña logística. La geografía única, las condiciones climáticas y la dependencia de los cronogramas del transporte marítimo hacen que la cadena de suministro sea un desafío constante. La combinación de transporte en lanchas, barcazas y camiones refrigerados requiere una coordinación precisa para garantizar que el pescado llegue fresco a sus lugares de proceso. No obstante, en menos de 48 hs de extraído el pescado, el mismo se encuentra procesado y almacenado, lo cual garantiza un producto de gran calidad.

Ya mencionamos que las comunidades pesqueras desempeñan un papel fundamental en este proceso. Las pescadoras y pescadores artesanales, además de extraer el recurso, junto a nuestros equipos en terreno deben asegurarse que la merluza se mantenga en óptimas condiciones durante todo el trayecto. La colaboración entre nuestros profesionales (con Gabriela Nuñez a la cabeza), pescadores, transportistas y plantas procesadoras es clave para mantener la calidad del producto y cumplir con las exigencias del mercado.

Otro factor determinante en esta cadena de valor es la sostenibilidad de la pesquería. La merluza austral es una especie regulada por cuotas de captura y fiscalizada por organismos como SERNAPESCA, quienes en todo momento están al tanto de las operaciones que realizamos. Este control es esencial para evitar la sobreexplotación y asegurar que la pesca artesanal siga siendo una actividad viable en el futuro.

Sin embargo, aún existen barreras por superar. La falta de infraestructura adecuada en algunos puntos de la cadena, los altos costos de transporte y la competencia con productos de importación dificultan la expansión del mercado para la merluza austral. Estamos trabajando para impulsar iniciativas a escala que fomenten aspectos como capacidad operacional y comercial y una logística más eficiente en origen, elementos clave para potenciar esta pesquería y beneficiar directamente a las comunidades costeras.

La ruta de la merluza austral es un reflejo del esfuerzo, la tradición y la resiliencia de los pescadores de Aysén. Desde el litoral hasta los mercados urbanos, cada paso en su trayecto es un testimonio del trabajo colaborativo necesario para llevar un producto de calidad a la mesa de las y los chilenos. 

Published May 20, 2025

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